lunes, 22 de diciembre de 2008

Apología

Hace mucho tiempo que quería volver a escribir algo… debo confesar que he temido no cumplir con ciertas expectativas, temor que me ha impedido seguir con mi “prolífica” carrera de escritor; aun sabiendo que las expectativas son solo para conmigo, el miedo ha ido creciendo y encarnándose poco a poco. Hoy después de mucho tiempo de intentarlo, no puedo más que retomar una frase con la que hace muchos meses intentaba comenzar mi escrito, y, esperar que la idea que ahí se escondía se descifre por si sola y sea capturada aunque sea a medias por la palabra.

No hemos sido los mejores

Muchos han fallado, dicen, que han tirado a la basura sus vidas, que con el paso del tiempo sus prioridades se fueron convirtiendo en locuras o fueron dejando de existir. Muchos, muchos han mentido y con el tiempo creído sus propias falacias y se han convertido con el correr de la historia en lunáticos risibles y dignos de lastima. Otros por ingenuidad o ignorancia han caído en la desgracia.
No es la finalidad de este escrito la de pedir de antemano disculpas, por si acaso lo que profeso fuese incorrecto. No es tampoco justificar a aquellos que en su tiempo fallaron y ya no corregirán jamás sus pasos. Es más bien, la de delimitar de manera más exacta mi labor y misión como ser humano y su potencial de éxito, para que así nadie, pueda decir que no se lo advertí.
Si he de pedir disculpas, y solo si debo hacerlo, primero pediría perdón a Dios, fuerza creadora o destino providencial que se ha tomado el tiempo de hacerme existir. Pediría disculpara mi infinita falta de sensibilidad para poder entender lo súper obvio; Me avergonzaría terriblemente de mi falta de capacidad, pero al final, terminaría culpándolo a el por su falta de paciencia.
En segundo lugar, pediría disculpas a mi especie, por no ser el más fuerte, por no ser el más apto, por no encontrar en los placeres biológicos el éxito personal y así olvidar el éxito evolutivo. Pero al final terminaría culpando a mi especie por su falta de paciencia.
Después muy probablemente pediría disculpas a mis padres, por no cumplir con sus expectativas, por ser quien soy, y nunca hacer caso de sus consejos. Disculpas por los caminos que decidí tomar y los que ya nunca tomaré, pero al final, creo sinceramente que también terminaría culpándolos por su falta de paciencia.
A mis amigos por hacer que confiaran en mí y en mis ideas, cuando yo mismo no estoy seguro de ellas y trato de aparentar certeza absoluta en cuanto a ellas se refiere. Por engañarme y engañarlos juntos conmigo; pero después de algunos momentos de pensar, y creo que ellos muy probablemente lo entiendan también, les exigiría una disculpa por su infinita falta de paciencia.
Y finalmente a mí, por no tener los pantalones, la energía, ni la convicción suficientes de aguantar mis ideales y mis sueños incluso en el momento de mi juicio; aun así creo que al final terminaría siendo un poco mas paciente.